En este rincón de la Costa da Morte, no son muchas las personas de fuera que llegan para quedarse. Al no tratarse de ciudades grandes, es casi inevitable que los que viene estén de paso y que seamos nosotros mismos los que tenemos que buscar las fuerzas para arreglar nuestros propios problemas.
Pero hace unos años, esto cambió. La asociación APEM, llegada desde Coruña, vino para quedarse y ayudarnos con una de las causas más olvidadas en nuestro entorno: la de la salud mental.